…Y las puedes visitar con Mandala Tours. Son cuevas que están en Oriente Próximo o en el norte de África, que es el principal ámbito de trabajo de las agencias de nuestro grupo. Y al adentrarte en ellas, te darás cuenta que, literalmente, la verdadera belleza está en el interior, en este caso de la tierra. Unas son fascinantes por la acción geológica y erosiva de millones de años. Otras, en cambio, lo son por el trabajo y las creencias del ser humano, una especie que lleva muy poco tiempo en este planeta pero que lo ha modificado como ninguna otra, como demuestran estas espectaculares grutas.
Cueva de Absalom, en Israel
Si te encanta la espeleología, una de las mejores cuevas del mundo para poner en práctica tu pasión es la de Absalom, ubicada a escasos 30 km al oeste de Jerusalén. Esta cueva, que forma parte de los Montes de Judea, llamada también Stalactites Cave, destaca precisamente por sus numerosas y espectaculares estalactitas: no es la que más tiene del mundo, pues de hecho esta no es una de las más grandes que existen (tiene ‘sólo’ 91 metros de largo), pero sí llama la atención su concentración y su sorprendente variedad de formas, con especial mención a sus perfectas banderolas. Además, está muy bien conservada e iluminada, lo que conmueve a sus visitantes.
Ciudad Subterránea, en Turquía
Como se puede deducir del nombre, la Ciudad Subterránea (Derinkuyu Underground City) es un espacio mucho mayor que la Cueva de Absalom. Pero lo más destacado es la adaptación que hicieron los hombres siglos atrás para convertirla en lo que fue: un hábitat perfecto para vivir en él. Se encuentra en Capadocia, región turca célebre por sus chimeneas de hadas y formaciones rocosas de caprichosa apariencia. Pero lo que no todos saben es que debajo de la tierra también hay espacios tan llamativos como este, a 85 metros bajo tierra. Se comenzó a usar en tiempos de los frigios y así siguió hasta los bizantinos, y fue lugar de refugio de los primeros cristianos. Sus espacios interiores están labrados y concebidos con una maestría sorprendente.
Cueva de Lot, en Jordania
La cueva fue un hábitat muy habitual para el hombre de la Antigüedad. Y por ello está muy presente en textos sagrados y episodios bíblicos. Un ejemplo de ello es el de la Cueva de Lot, ubicada en la zona sur de la margen jordana (oriental) del Mar Muerto. Según la tradición, aquí se refugió Lot (sobrino de Abraham) con sus hijas tras huir de la destrucción de Sodoma y Gomorra. Y dado este simbolismo, aquí se creó un complejo monástico entre los siglos VI y VII, y de ese periodo quedan los restos de un magnífico mosaico bizantino en el pavimento. Aunque su tamaño y el aspecto interior de sus paredes y techos no son tan espectaculares como los dos anteriores, el hecho de tratarse de un lugar tan antiguo y simbólico para cristianos, judíos y musulmanes ya le confiere un atractivo especial.
Cueva de Hércules, en Marruecos
Además de las cuevas ligadas a las religiones monoteístas, hay otras que nada tienen que ver con ello, pero su poder evocador es similar. Así ocurre con la Cueva de Hércules, cerca de Tánger y del cabo Espartel, en el norte de Marruecos. Cuenta el mito que el héroe griego Heracles (Hércules) pernoctó aquí antes de poner rumbo al Jardín de las Hespérides para su undécimo trabajo. Además, luchó y derrotó a Anteo, personaje divino pero malvado, que quedó encerrado en estas galerías sin poder salir. En la actualidad, su atractivo está en su cercanía al océano Atlántico, a cuyas aguas se asoma la entrada a la gruta, lo que le confiere una atmósfera muy especial.