El singular Sultanato de Omán, sí, es un país de contrastes, sorprendentemente diferente, ajeno a cualquier destino que hayas conocido previamente.
Lo atestiguan las fantásticas ciudades históricas de Muscat, Salalah, Nizwa o Bahal, con su fuerte declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
También la naturaleza exuberante del mar Arábigo en la zona norte, que baña las playas paradisíacas de arena que brilla con el sol.
O los yacimientos arqueológicos de Bat, Al-Khutm o Al-Ayn.
O los oasis del desierto de Rub’al Khali, que se fusionan con las fortificaciones antiguas de las ciudades y pueblos encantadores que van saliendo al paso.
Omán es playa, es desierto, es montaña, es naturaleza, es urbes vibrantes y un patrimonio que combina tradición con modernidad.
Omán es, definitivamente, un destino en el que dejarse llevar para descubrir su encanto atemporal.