Qué ver en Túnez: estos son los principales atractivos del país

Muchos de los atractivos que ver en Túnez se pueden incluir en un circuito, pues la superficie de este país no es tan grande como otros, por lo que buena parte de ello resulta abarcable en un sólo viaje. En este post te mostramos precisamente los lugares de interés que solemos incluir en nuestros programas, para que puedas valorar qué tipo de tour quieres disfrutar.

Cartago: el orgullo del pasado púnico

La antigua ciudad de Cartago y la civilización que alumbró (la púnica) son, sin duda, motivo de orgullo entre los tunecinos. Fue una ciudad fundada por los fenicios que se convirtió en su heredera natural, cuando ésta cayó en manos de los persas. Fue un pueblo volcado al mar, dominador del Mediterráneo occidental hasta que entró en conflicto con los romanos y sucumbió ante ellos, no sin antes haber dado mucha batalla en las guerras púnicas.

La tercera de esas guerras púnicas supuso la destrucción de Cartago, motivo por el que su sitio arqueológico (Patrimonio Mundial por la Unesco) se compone de ruinas dispersas, pero de enorme valor. En especial, los puertos púnicos, que se visitan de manera panorámica en los circuitos, sobresaliendo el espectacular puerto circular que alojaba a la flota marina púnica: su innovadora forma nos permite imaginar las elevadas cotas de desarrollo que llegó a alcanzar. Otras ruinas interesantes del recinto son las termas de Antonino Pío.

Otros yacimientos que ver en Túnez

Tras la caída de Cartago, Roma quedó como dueña y señora de todo el norte de África. Y lo que hoy es Túnez se encuadró en la provincia de África. Aquí se erigieron algunas de las construcciones más espectaculares de todo el imperio. Y para suerte de viajeros como tú, muchas de ellas se conservan en un estado envidiable.

Mención especial merece El Djem: con este nombre moderno se conoce a la antigua ciudad de Tisdra, donde todavía hoy se puede contemplar uno de los anfiteatros más espectaculares de todo el mundo. El recinto tuvo capacidad para más de 30.000 espectadores, que se deleitaban con los espectáculos que ahí se organizaban, particularmente las luchas de gladiadores. Por supuesto, el recinto está declarado Patrimonio Mundial por la Unesco.

En esta lista de qué ver en Túnez tampoco podemos olvidarnos de Dougga, que no sólo conserva estructuras romanas como el Capitolio o el Templo de Saturno, sino que también permite apreciar la huella de los pobladores anteriores, como un mausoleo líbico-púnico, realmente singular. Los restos del teatro y las múltiples columnas repartidas por el yacimiento le dan un toque evocador al recinto.

Muy significativo es el llamado Templo de las Aguas, de Zaghouan, conocido así porque es el lugar de nacimiento del acueducto que abastecía de agua a la ciudad de Cartago y que tenía una longitud de… ¡más de 130 km! Sin duda, una obra maestra de la ingeniería ubicada al pie de las montañas del Atlas Teliano y que los amantes del mundo antiguo sabrán valorar en toda su magnitud.

El Sahara: dunas, oasis y trogloditismo

Sin duda, otras de las cosas que ver en Túnez es el Sahara, uno de los desiertos más fascinantes del mundo. O al menos, podrás adentrarte en rincones especialmente significativos, pues se trata de un lugar de dimensiones abrumadoras. En Túnez, este desierto nos regala algunos de los espacios más característicos, ya sean dunas, paisajes lunares u oasis.

La localidad de Douz es un buen lugar para entrar en contacto con el Sahara: se la conoce como ‘la puerta del desierto’ y de hecho, así lo da a entender un simbólico arco en la carretera que da paso a un recinto de festivales. Aquí se organizan numerosas actividades, como paseos en dromedario por las dunas, con sus características formaciones de arena de color cobrizo.

Antes de llegar hasta este punto del sur del país, el desierto se va haciendo palpable en los paisajes rocosos y lunares, que se extienden por todo el territorio. Sólo rompen la norma los diferentes oasis que surgen casi espontáneamente, siendo Tozeur la ‘capital’ de todos ellos. Y en ocasiones, las formaciones naturales resultantes son realmente sorprendentes e inquietantes, como el lago salado Chott el Jerid donde, si las condiciones meteorológicas son propicias, se producen espejismos.

Mención especial merecen los pueblos troglodíticos, conocidos así porque su población bereber autóctona ha excavado la roca para insertar en ella sus viviendas y otras construcciones. Uno de los lugares más destacados en este sentido es Matmata, donde se da un hermoso contraste entre las formaciones de roca arenisca de color dorado y las puertas y fachadas de las viviendas, encaladas de blanco.

Ciudades, pueblos y monumentos del esplendor árabe

En Túnez se ubican algunos de los lugares más monumentales de toda la civilización musulmana, pues este territorio (conocido como Ifriqiya en los primeros tiempos del Islam) jugó un rol muy importante. El mejor ejemplo de ello está en Kairouan, donde se encuentra la mezquita más antigua del Islam occidental (año 670) y, aunque ha experimentado ampliaciones y modificaciones, es palpable su arquitectura omeya y abbasí, suponiendo una mezcla de estilos de lo más significativo. Está considerada por muchos como “el cuarto templo del Islam” (tras las mezquitas de La Meca, Medina y Jerusalén) y fue declarada por ello Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Pero la belleza del Islam no se detiene en Kairouan, sino que es igualmente visible en otros destinos, como por ejemplo Sousse, que también goza del reconocimiento de la Unesco. Su medina cuenta a su vez con otra Gran Mezquita, cuya regularidad y monumentalidad contrastan con el plano laberíntico de las calles de la ciudad vieja. Además, esta ciudad cuenta con uno de los museos más interesantes del país, especialmente por su colección de mosaicos romanos, y un ribat o fortaleza del siglo IX, muy bien conservada.

Y si nos fijamos en la belleza popular de lo cotidiano y lo humilde, podemos destacar Sidi Bou Said, una pequeña localidad a orillas del Mediterráneo configurada por pequeñas casas, callejuelas empedradas y un caserío pintado de blanco y de azul, decorado además con numerosas flores.

Pero si hablamos de la belleza de lo popular, no podemos dejar de mencionar la artesanía, auténtica seña de identidad del país. En Túnez, son muchos los artículos que se elaboran con altísima calidad, entre los que está la cerámica. En localidades como Nabeul se puede descubrir la maestría de sus artífices, al tiempo que se visita su taller para conocer de cerca la producción.

Y por lo que respecta a la capital, Túnez, ubicada en el entorno de la antigua Cartago, en ella podrás descubrir el latido tunecino de la actualidad, así como visitar los museos más reconocidos del país, como el Museo del Bardo, con una colección de mosaicos antiguos en un entorno palaciego que impresiona a cualquier visitante.

En definitiva: la lista de cosas que ver en Túnez es muy amplia, pero fácilmente integrables en un circuito de una semana aproximadamente. Por ello, si tienes pensado viajar a este país y quieres exprimir al máximo tu experiencia, no dudes en pedirnos consejo para elaborar un programa a medida. Nos ocuparemos de todos los aspectos relacionados con el circuito (transporte, visitas guiadas, alojamiento), con servicios de calidad premium para que disfrutes de principio a fin en este hermoso país del Magreb.

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