Para muchas personas, los mercados reúnen toda la esencia del viaje. Son espacios que se disfrutan con todos los sentidos: por supuesto, la vista para admirar los artículos, pero también el tacto de materiales como el cuero, el olfato para deleitarse con especias o jabones, el gusto para probar alimentos y el oído para sumergirse en su bullicio. Pero además, los mercados ofrecen mucha información sobre cada destino: su cultura gastronómica, su influencias en arte y artesanía, etc. Es por eso que visitar un mercado supone toda una experiencia turística. Y con Mandala Tours puedes descubrir los mejores mercados del mundo musulmán, donde estos espacios adquieren una importancia social y económica de primer orden.
Estambul y sus bazares
Pocas ciudades, por su ubicación estratégica, han tenido tanta importancia en las rutas comerciales como Estambul. A caballo entre Europa y Asia, entre Oriente y Occidente, esta ciudad era parada obligada en la ruta de las especias y de la seda siglos atrás. Fue con el imperio otomano cuando se construyeron sus principales mercados cubiertos, entre los que destaca el Gran Bazar, con orígenes en el siglo XV. Se considera uno de los más grandes del mundo, con más de 4.000 tiendas. Otro de gran interés es precisamente el Bazar de las Especias, en el barrio de Eminönü, que se llama así porque se puede comprar todo tipo de condimentos.
Khan el Khalili, en El Cairo
El mercado de Jan el-Jalili (o Khan el-Khalili) es otro de los mayores y mejores mercados del mundo musulmán. El número de puestos se acerca al millar y su fecha de creación se remonta a la época mameluca, en el siglo XIV. De hecho, aún se respira un cierto aire medieval entre sus calles, que fueron declaradas Patrimonio Mundial por la Unesco, como parte del Cairo Islámico. En sus tiendas se pueden comprar artículos de artesanía egipcia de lo más interesante, como papiros, chilabas, amuletos en forma de escarabajos, perfumes y artículos hechos en cuero.
Marruecos y sus zocos
Marruecos es otro de los países musulmanes donde la vida de mercado sigue en todo su esplendor. Los hay por todas las ciudades en forma de zocos, es decir, mercados estables dentro de las medinas o cascos históricos. Algunos son temáticos, donde se venden productos específicos, mientras que otros son generales y se puede encontrar de todo, pero con un detalle en común: sus productos y materias primas hunden sus raíces en lo tradicional.
Una de las ciudades donde podrás deleitarte con diferentes zocos es Fez, donde se encuentra la medina histórica más grande del país. Caminando y callejeando te toparás con el zoco de la henna, de los latoneros, de las especias, de los cereros, de las bestias… Y por supuesto, de los artesanos que venden los artículos más afamados de la ciudad: la cerámica de Fez y la ebanistería de madera de cedro. Además, fuera de la medina está el Mellah o barrio judío, donde también podrás encontrar puestos callejeros para vender artículos cotidianos.
Pero además, en Marruecos están muy arraigados los mercados semanales, tanto en las grandes ciudades como en las pequeñas, y también en los pueblos del mundo rural, como en las montañas del Atlas o en los oasis del desierto. Se pueden mencionar dos de especial interés. El primero, el de la plaza de Jemaa el-Fna (plaza declarada Patrimonio de la Humanidad), con puestos desmontables aunque, en realidad, hay actividad de mercado todos los días. Y el segundo, el de Rissani, una pequeña localidad a las puertas de las dunas de Merzouga, donde se puede comprar artesanía y productos gastronómicos como las especias Ras el Hanout, tajines o pizzas bereberes.