Las agencias del grupo Mandala Tours no sólo son expertas en diseñar rutas llenas de belleza, sino también en mostrar la cultura local de cada lugar. Y en este sentido, nada mejor que la gastronomía para ‘saborear’ la tradición de un pueblo. En este post te damos una muestra de lo que tu paladar puede descubrir con nosotros: dulces típicos que a buen seguro encontrarás y probarás durante tu viaje.
Pastelería árabe y turca, interrelacionadas
En el vasto y heterogéneo mundo conocido como Oriente Próximo, se puede decir que hay dos grandes tradiciones culinarias que, en muchos casos, se dan la mano. Por un lado, la pastelería árabe y, por otro, la turca. El motivo de esta interrelación no es otro que su cercanía geográfica y el prolongado periodo de dominación otomana de la región en el pasado. Además, la religión mayoritaria común, el Islam, también ha ayudado a difundir y consolidar algunos de los dulces típicos en la zona.
Algunas de las características que se pueden destacar de ambas es el gusto por los frutos secos, que están presentes en la mayoría de dulces. La pasta filo o el hojaldre es la base de muchas de las creaciones. Y el queso cremoso o diferentes tipos de cremas, incluido el cabello del ángel y el almíbar, se usan a menudo para dar una consistencia especial a los pasteles.
Uno de los dulces que tienen en común Turquía, Egipto y Jordania es el baklava. Probablemente tenga un orígen turco, donde hay locales especializados en ello: se trata de pequeños dulces a base de pasta filo, frutos secos y baño en almíbar. En Egipto tienen pasión por la ruz bi laban (pudin de arroz) y la mahallabiye (natillas con piñones y almendras). Y si hubiera que destacar uno de Jordania, ese podría ser el knafeh (masa de semolina, mantequilla, queso crema, almíbar y pistacho rallado). Y si hace mucho calor, nada mejor que el booza, una especie de helado de textura gomosa, habitualmente con extracto de orquídea.
En cambio, si vas a viajar por Marruecos, tendrás ocasión de degustar el dulce ‘nacional’, la chebakia: un dulce en forma de espiral cuya masa lleva harina, mantequilla y huevo, y por encima puede llevar almendras tostadas, miel y sésamo. Los briwat (pasteles rellenos con forma de empanada) también pueden ser una buena opción para darte un capricho y picar entre horas, pues de hecho se ofrecen como picoteo en grandes celebraciones.
El sabor de las otras religiones
Como decíamos, el Islam ha ayudado a difundir y consolidar algunos de los mencionados dulces en la cultura popular, pues algunos de ellos están asociados a la ruptura del ayuno en el Ramadán (Iftar) o al desayuno abundante y energético en las mañanas de este periodo tan importante para los musulmanes. Por ejemplo, la konafa en Egipto (pastel de queso fresco, pistachos y almíbar de cítricos) o el sfenj en Marruecos (una especie de rosquillas fritas).
Si viajas a Israel, encontrarás sorprendentes parecidos con la pastelería arriba descrita, pero sin duda hay propuestas propias para los judíos. Sobre todo, el rugelach: pequeños dulces con forma de croissant… pero sabor muy distinto, gracias a su masa enrollada con harina, mantequilla y queso crema (crema agria, en algunos casos), y sobre todo a su relleno de mermelada, uvas pasas, nueces picadas o incluso chocolate, al gusto.
Por último, un dulce singular que también puedes probar es el kahk, la galleta típica de la comunidad cristiana copta de Egipto, especialmente durante la Pascua: su masa de harina y mantequilla, azúcar y levadura se puede rellenar de nueces, pistachos, dátiles o el siempre sorprendente agameya: mezcla de miel, nueces y ghee (mantequilla clarificada), hasta lograr una textura única.