Todavía en pleno siglo XXI, envolverse del arte rupestre tiene un poso de aventura y misterio que lleva a muchas personas organizar todo un viaje para acercarse a él. Hay que tener en cuenta que muchas de las cuevas y entornos naturales en los que se hallan suelen estar sujetos a restricciones por motivos de conservación. Pero en los países de nuestro catálogo, repartidos por Oriente Próximo y el norte de África, hay algunos lugares que conservan interesantes vestigios de un pasado remoto y que son fácilmente visitables. Aquí hacemos un repaso al tema, aún sabiendo que se quedan fuera del artículo muchísimos otros lugares de interés para los amantes del arte rupestre.
¿Qué se entiende por arte rupestre?
Al hablar de arte rupestre nos referimos a todas aquellas manifestaciones creativas que emplean la roca como soporte (del latín rupestris) y que aún permanece en su ubicación natural original. A menudo asociamos este arte con la prehistoria, por haberse realizado en cuevas, que eran el hábitat habitual de los humanos del Paleolítico. Sin embargo, también es posible hablar de arte rupestre en etapas posteriores de la historia, como entenderás más adelante.
Turquía y el crisol de Anatolia
Lo que hoy es Turquía alberga numerosos ejemplos de arte rupestre, datables en periodos muy distintos del pasado. Entre los más fascinantes están los relieves de la civilización hitita, como los que se encuentran en el santuario de Yazılıkaya, ejecutados hace más de tres milenios y que muestran el amplio y complejo panteón de reyes de aquella religión.
Más reciente pero no menos espectacular son las pinturas rupestres de Capadocia. Fueron descubiertas en el siglo XIX pero se ejecutaron en época medieval (siglo XI). Son la muestra de la peculiar religiosidad cristiana de los monjes y eremitas retirados en este paisaje lunar y ascético, formado por chimeneas de hadas (hoy Museo al Aire Libre de Göreme). Las iglesias que se pueden citar son muchas: la Oscura, la de la Manzana, la de la Serpiente, la de Santa Bárbara….
Jordania, grandes (y pequeñas) obras maestras en la roca
Si hay un país creado en armonía con la roca ese es Jordania. Algunos de sus destinos más famosos están precisamente incrustados en ella, por ejemplo Petra, como su propio nombre indica. Todo aquí es arte rupestre, pero con un toque de arte antiguo y nabateo que le da una singularidad extraordinaria: el Tesoro, el Monasterio, el Siq, las Tumbas Reales… Una demostración de la maestría en este arte de la civilización nabatea.
Pero para encontrar otros ejemplos más antiguos de arte rupestre podemos viajar al corazón del desierto de Wadi Rum. En sus cañones, en paredes escondidas (o a veces no tanto) se pueden contemplar aún petroglifos, muchos de ellos figurativos, mostrando escenas de caza y caracteres alfabéticos. Los más antiguos se remontan un milenio y medio antes de nuestra era y fueron hechos por la tribu Thamud. Otros, en cambio, son más recientes, incluyendo grafitis medievales en árabe o incluso modernos. En total se calcula que existen más de 25.000.
Egipto y su sorprendente Cueva de los Nadadores
Por último, hacemos mención a Egipto, que es sinónimo de Antigüedad. Y en este caso, de sorpresa, pues en mitad del desierto, cerca de la frontera con Libia (meseta de Gilf Kebir) se ubica la Cueva de los Nadadores, con llamativas pinturas hechas hace unos 10.000 años, en tiempos de la última glaciación. Sólo así se explica que, cuando el Sahara era un húmedo vergel, se pudieran representar escenas de personas nadando. Además, sorprende también su fácil accesibilidad para cualquier visitante, debido quizás a la lejanía de este lugar con los grandes núcleos urbanos.