El chapuzón es, para muchos, un elemento básico en cualquier viaje. Y en los países donde trabaja Mandala Tours, podrás dártelo al modo más habitual: el de playa o piscina con tumbona, en destinos tan populares como la costa atlántica marroquí, la costa turca del Egeo o los resorts del Mar Rojo en Egipto y Jordania. Sin embargo, también te damos la opción de darte un baño que, por alguna razón, resulta diferente, quizás más relajante, pero sobre todo: inolvidable. Aquí te mostramos las principales ideas
Flotando en el Mar Muerto
El Mar Muerto (que en realidad no es un mar, sino un lago endorreico) hace de frontera entre Jordania e Israel, y se caracteriza por su extrema salinidad: entre 350 y 370 gramos, por encima del 30%, es decir, unas 10 veces más salada que el agua de los océanos. Y eso tiene una consecuencia: se puede flotar sin esfuerzo, lo que propicia las ya famosas fotografías de bañistas tumbados boca arriba, leyendo un libro sin necesidad de colchoneta ni nada. Más allá de la broma, lo cierto es que estas aguas, y los productos cosméticos derivados, son muy apreciados en el mundo del wellness, lo que atrae a miles de visitantes cada día.
Aguas termales naturales
Las aguas termales son aquellas que emanan a la superficie a una temperatura más caliente que la media de las aguas ambientales de dicho lugar (4ºC o más). Y esto es así porque se han calentado en el subsuelo por razones geológicas, donde dicha temperatura es más alta que en la superficie.
En los países de nuestro catálogo, existen numerosos lugares ‘agraciados’ con estas aguas termales. Y para suerte de los viajeros, están abiertas al baño, lo que supone una experiencia agradable, incluso en pleno invierno. Un ejemplo de ello es Egipto, concretamente su oasis de Siwa: ahí se ubica la Piscina de Cleopatra, donde se cree que ésta se bañó para disfrutar de sus cálidas aguas.
Curiosamente, también en Turquía hay otra “piscina de Cleopatra”: la de Hierápolis, donde es más improbable que se bañara la famosa reina-faraona. Lo que sí es seguro es que sus aguas son igualmente cálidas, a una temperatura aproximada de 36ºC. Además, su fondo está plagado de restos de construcciones antiguas, víctimas de un pasado terremoto, lo que da al baño un toque aún más evocador.
Y sin salir de este destino turístico, en el anexo paraje de terrazas de travertino de Pamukkale, también se acumula el agua procedente del mismo manantial, en pequeñas pozas: su altura es baja, pero sí será suficiente como remojarse los pies, en una mágica y placentera escena.
Hammams, a lo largo y ancho de nuestros destinos
Un elemento cultural que tienen en común todos nuestros destinos es el hammam: baños públicos inspirados en las termas romanas, utilizados desde hace siglos con fines de higiene, purificación e incluso socialización. En el mundo occidental se popularizaron con el nombre de ‘baños turcos’, y en Turquía son numerosos, pero en realidad son de origen árabe y, por tanto, están igualmente difundidos por países como Marruecos, Jordania y Egipto.
En Estambul encontrarás algunos realmente históricos, que se remontan a los primeros tiempos del imperio otomano. Y en Marruecos los encontrarás con especial profusión en Marrakech y otras ciudades históricas. Pero dada la popularidad de este tipo de baño que combina el agua caliente con la templada y la fría, los encontrarás en prácticamente todos los destinos turísticos de esos países, asociados a hoteles a modo de servicio spa, pero no exclusivo para sus huéspedes.
Como ves, las aguas salinas del Mar Muerto, las aguas termales y los hammams son tres opciones para disfrutar de un baño diferente e inolvidable durante tu viaje. Si deseas organizar una experiencia de este tipo, déjalo en nuestras manos y lo reservaremos en el lugar más especial de tu circuito.