En el mundo musulmán en general, y en los países de nuestro catálogo en particular, la artesanía juega un papel fundamental. No sólo en la cultura identitaria de sus pueblos, sino también en la economía del día a día, pues sigue siendo un sector que genera riqueza y puestos de trabajo. Pero lo mejor para los viajeros que se interesan por ella es que, además, se puede descubrir en vivo y, en algunos casos, en primera persona, presenciando cómo es el proceso de creación o incluso elaborando los artículos con sus propias manos. En estas líneas te damos algunos de los ejemplos más significativos que podemos ponerte a tu alcance, centrándonos en dos países de especial relevancia: Turquía y Marruecos.
Capadocia: más allá de las chimeneas de hadas
En nuestros circuitos por Turquía, es habitual dedicar dos o tres días a la exploración de esta fascinante región, mundialmente conocida por su onírico paisaje de chimeneas de hadas. Sin embargo, aquí también se desarrollan artesanías de gran calidad y muy arraigadas entre las gentes locales, que además están encantadas de enseñar sus técnicas y artículos a los viajeros.
Uno de los mejores ejemplos es la alfarería hecha a base de arcilla roja procedente del río Rojo, llamado así porque su lecho arrastra esta preciada materia prima para elaborar todo tipo de cerámicas, vajillas, jarrones y otras piezas de uso cotidiano o de decoración del hogar. Los talleres que se organizan en la ‘capital’ de esta artesanía, Avanos, tienen gran éxito entre los viajeros, que consiguen crear su propio artículo en apenas dos horas.
Muy difundida está también la joyería artesanal en Capadocia. En poblaciones como Nevsehir se ubican los talleres de maestros joyeros, donde se hacen demostraciones de su minuciosa técnica manual. Y eso supondrá una ocasión única para conocer de cerca una materia prima de gran valor en la región: la piedra preciosa zultanita.
Por último, la artesanía textil también está muy arraigada en Capadocia, por ejemplo en Göreme, donde hay escuelas-taller donde se producen alfombras y tapetes, los famosos kilims turcos, a base de lana local, algodón de la costa y seda de Bursa, a menudo sacados adelante por mujeres hilanderas de la máxima pericia.
Marruecos: en las medinas y el desierto
Marruecos es otro de los países donde la artesanía no es un simple aspecto cultural, sino un gran sector económico y un atractivo turístico en sí. Y así ocurre prácticamente por todo el país, con especial presencia en los zocos de las medinas y en las poblaciones sureñas del desierto.
El producto estrella es, a menudo, la cerámica de Fez, con sus características tonalidades azuladas como seña de identidad. Son muchos los talleres artesanales ubicados en los alrededores de la ciudad que hacen demostraciones a los viajeros. Pero Fez también tiene amplia tradición en la madera, el metal y el cuero, entre otros materiales. Y quedan al alcance de todos en pleno centro histórico, por ejemplo en la plaza de Nejjarine para los ebanistas, la plaza de Attarine para los latoneros y el barrio de Chowara para los curtidores. Acercarse hasta aquí supondrá una inmejorable forma de entrar en contacto con el oficio y, por qué no, comprar directamente a los productores.
Y quienes alcancen el sur del país, podrán conocer la artesanía más humilde y popular de la cultura bereber. En especial, su maestría en la cestería, hecha principalmente a base de hojas de palmera, pues este árbol conforma enormes oasis en lugares como el Valle del Draa, siendo el epicentro de este arte el palmeral de Skoura.
Pero estos son sólo algunos ejemplos de lo mucho que se puede aprender de la artesanía en los países de nuestro catálogo, de modo que quedan para un nuevo post otras técnicas y materiales dignos de conocer en persona. Y si no quieres que estas experiencias falten en tu paquete de viaje, sólo tienes que decírnoslo y reservaremos una a vuestra medida en alguno de los destinos del circuito.