El arte bizantino alcanzó una gran maestría. Y buena parte de los destinos que abarcan nuestras agencias se encuentran en territorio de lo que antiguamente fue el aquel imperio. Por ello, en nuestros viajes podemos llevarte a descubrir los monumentos y restos arqueológicos más icónicos de esa civilización. Aquí te ponemos algunos ejemplos.
Las perlas de Estambul
Cómo no, en Estambul puedes ‘empaparte’ de cultura bizantina, pues esta ciudad (llamada anteriormente Bizancio y luego Constantinopla) fue la capital de aquel gran imperio, hasta su caída definitiva con la conquista otomana en 1453. Y aquí se encuentran algunos de los símbolos de su arquitectura, en muchos casos desvirtuados posteriormente por la nueva potencia dominadora, de religión islámica.
Santa Sofía es el ejemplo más destacable de aquella civilización, obra cumbre de Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto, concebida inicialmente como basílica cristiana y posteriormente convertida en mezquita, momento en el que se le añadieron los minaretes otomanos. También de estos arquitectos y de época del emperador Justiniano I es la Pequeña Santa Sofía, también llamada iglesia de los Santos Sergio y Baco.
Mosaicos bizantinos de Jordania
El imperio bizantino fue el ‘heredero’ del imperio romano en Oriente Próximo, pues de hecho deriva de la división entre el Imperio Romano de Occidente (con capital en Roma) y el de Oriente (con capital en Constantinopla). Por ello, algunas manifestaciones artísticas son una clara evolución de las romanas. En particular, sus hermosos mosaicos: si bien muchos de ellos se emplearon para decorar paredes, otros tantos sirvieron para cubrir pavimentos de una manera artística.
Para muchos, el mosaico bizantino más espectacular es el de la iglesia de San Jorge en Madaba, en Jordania. Se trata de un gran mapa de Tierra Santa hecho en el siglo VI y se considera la primera representación cartográfica de este lugar tan sagrado para judíos, cristianos y musulmanes.
Además del de Madaba, hay otros muchos mosaicos en este país. Destacan también los del Monte Nebo, lugar desde el que el profeta Moisés contempló la Tierra Prometida, o los que aún se conservan en Jerash, antigua ciudad romana y posteriormente bizantina.
Iconos… nunca mejor dicho
Y en este post sobre las obras más icónicas del periodo bizantino no podíamos pasar por alto los iconos, principalmente pinturas sobre tabla de temática religiosa que alcanzaron su cénit en tiempos de esta civilización y que se han mantenido como referente religioso y artístico en la Iglesia ortodoxa. Y no sin conflictos, como demuestran los diferentes cismas entre quienes veneraban estas imágenes y quienes las consideraban un tipo de herejía (iconoclastas).
Este tipo de imágenes se pueden encontrar en muchos de los países a los que podemos llevarte de viaje. Pero merece la pena destacar un lugar único en este sentido: el Monasterio de Santa Catalina del Sinaí, en Egipto. Este cenobio, también llamado de la Transfiguración, se encuentra en la península del Sinaí, muy cerca de donde Moisés recibió las Tablas de la Ley y donde Santa Catalina recibió sagrada sepultura.
En este monasterio se ha habilitado un pequeño museo que expone algunos de los iconos más antiguos y más venerados de la tradición religiosa oriental. Cabe destacar el famoso Pantocrátor del Sinaí (siglo VII), el Apóstol San Pedro (siglos VI-VII) o La Escalera del Divino Ascenso (siglo XII). Algunos de ellos, además, representan milagros y episodios aquí acaecidos, como el de Moisés y la Zarza Ardiente, en referencia al prodigio que presenció el profeta en este mismo lugar.
Pero estos son sólo algunos ejemplos de lo mucho y muy interesante que puede deparar el arte bizantino en los viajes de Mandala Tours, que también está muy presente en las costas del Mar Egeo, en las Islas Griegas y en otros muchos destinos con encanto a los que podemos llevarte de viaje.